Estoy de vuelta! Voy a seguir publicando entradas, aunque quizás publique solo dos o tres por semana. Ya lo veré :D
Ahora solo necesito que votéis con un comentario o en las encuestas vuestro favorito, a mi me gustan todos, están genial.
Corro
Corro, corro y sigo corriendo. Miro atrás , nadie. Me paró. Odio a mis padres.
Solo recuerdo los gritos, mis padres gritandome, en ese momento ni siguiera
escuchaba solo lloraba, pero de rabia, los odiaba me estaban haciendo mucho
daño. Todo el rato que no hagas aquello, has esto, venga ya, que vaga eres por
dios, que dejes de contestar, y más cosas. Solo se quejaban y yo no hacía nada
solo era yo. Estaba harta.
Se sentó en el banco al lado del árbol de las escrituras, donde se sentaba siempre
con sus amigas aquellos días cuando todo iba bien, cuando no había peleas
ni nada. Cuando salían todas a pasear y se reían juntos, juntos cuando fue la
última vez que salían juntos, hace años, ni siquiera se acordaba. Una lágrima de
emoción empieza a caer por su mejilla, pero me paso mi mano y me limpio no me
puedo permitir llorar, ellos ya no se merecen nada ni una sola lágrima. Todavía
recuerdo la última frase de mi padre “¡Vaya hija tenemos!” Entonces ya no
aguante más, le grite si le grite que se callarán ya y que si tanto se quejaban pues
que se olvidarán de mí. Salí de casa y cerré la puerta de un portazo, mi madre me
grito pero no me siguió.
Ahora sentada varias horas después recordaba todo eso con odio y mucha rabia.
Llevaban así meses, ella hacía algo y ellos se quejaban, ella contestaba mal y
sus padres le gritaban. Y entonces ella acababa llorando en su cuarto. Llevaban
meses, años e incluso siglos sin mostrar ninguna señal de cariño, ni un te quiero,
ni un abrazo, ni un beso ni nada. Solo recuerda peleas y más peleas, de llantos y
lágrimas, no de nada más.
Era la hija mayor de tres hijos, y por eso le ponían demasiada responsabilidad
encima, a veces era excesiva, ¡por favor si solo tenía 12 años!
Siempre trataban a sus hermanos demasiado bien y a ella solo le gritaban.
Estaba harta de esa situación, solo la sabía su familia y su mejor amiga Bea que la
intentaba consolar, para ella es fácil, sus padres son geniales y siempre le dan lo
que quiere, ya me gustaría tener a mí unos padres tan buenos como los de ella.
- ¡Ay! Qué frío Dios – dijo volviendo a la normalidad, se había olvidado traer
la chaqueta vaya fallo.
Un chico que pasaba por allí y le había escuchado, se paró y la miró. Sus ojos
estaban rojos, suponía de haber estado llorando y expresaban un poco de
incertidumbre pero sobre todo rabia. Parecía que estaba sola y le dio pena. Le
dio su chaqueta. Ella le miró era muy guapo, tenía el pelo castaño y rizado y sus
ojos de color verde esmeralda le hipnotizaban al final copio la chaqueta. Le dio
las gracias y el se sentó a su lado.
Silencio.
De repente recordó que estaba como una muerta y se intento limpiar pero al
intentarlo el le agarró la mano.
- No te preocupes, no estas tan mal – le dijo mientras le guiñaba un ojo.
Ella le sonrió.
- ¿Cómo te llamas? - le preguntó de repente.
- ¿Yo? Laura – respondí - ¿Y tú?
- Me llamo Diego y estoy encantado de conocerte.
- Igualmente.
Silencio otra vez.
- ¿Puedo preguntarte un cosa? – me preguntó Diego.
- Claro, di.
- ¿Por qué antes estabas llorando?
- Problemas - dije muy seca
- ¿Problemas?¿Con quién?
- Eres muy cotilla ¿no? – le dije.
- Un poco – me dijo con una sonrisa pícara.
Le miré no sabía si decirselo y si pensaba que era estupida.
- Me he escapado de mi casa tras una pelea con mis padres.
El me miró, pensé que diría algo pero lo que hizo fue darme un abrazo.
Nos separamos.
- Yo también me he escapado de mi casa tras una discusión con mis padres,
pero siempre volvía – paró de hablar como si dudará de algo – Deberías
volver seguro que lo arreglas.
- No pienso volver – dije muy decidida.
- Seguro que si, tus padres te quieres recuerda eso siempre – dijo – bueno
me tengo que ir, espero que lo soluciones con tus padres, aquí tienes mi
teléfono para que contactes conmigo cuando quieras –dijo mientras me
entregaba una hoja con un número de teléfono.
Se fue. Estuve un rato más sentada en ese banco hasta que al final me levanté
y fui caminando por el camino del parque. Mientras caminaba mi mente
viajaba por otro mundo. Empezaba a tener recuerdos lejanos, un día de
verano cuando fuimos todos juntos al campo y empezamos a deslizarnos por
la colina cuesta abajo, días de lluvia encogidos en el salón junto a una estufa
mientras veíamos alguna película, días de compra con mi madre, días de
broma con mi padre y muchas cosas situaciones más.
En todos esos momentos estaba feliz con mis padres. Pero entonces me vino
uno a la mente. Era el día de mi cumpleaños, cuando cumplía 11 años mis
padres me habían preparado una fiesta sorpresa con todo su cariño y me
habían regalado lo que más quería en el mundo un perro. Además ese día me
lo pase súper bien y mis padres lo hicieron todo.
Empecé a pensar que no lo había hecho nada bien, y también empecé a
pensar que tampoco era para tanto. Tenía que solucionarlo con mis padres
antes de que los perdiera. Tenía que volver.
Tu dulce condena:Compradora de abrazos
Portada de Navidad 2014
Patri: I'm Crazy Any Problem?
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