Saray
Mamá se estaba arreglando en el baño, se había puesto su vestido rojo, ese que le sentaba tan bien y se había rizado el pelo con las planchas, dejándole unos tirabuzones casi perfectos. Papá se había puesto la camisa azul marina que le gustaba a mama, ella siempre decía que le sentaba muy bien y me había llevado horas atrás con el para comprar la mejor docena de rosas rojas de la tienda.
Hoy era el aniversario de boda de mis padres, iban a celebrarlo al restaurante nuevo de la ciudad. Mamá no había parado en toda la semana, había estado limpiando la casa y llamando a la abuela Teresa-su madre-para que nos cuidase a mi y a mi hermana Claudia.
Yo era la mayor de las dos,-por desgracia-tenia un año mas que Clau y digamos que eso de ser la mayor no mola-aunque nos llevemos un año-siempre tengo que estar detrás de Claudia vigilándola y cuidando de ella y digamos que de buena no tiene ni un pelo, no hace deberes, revuelve todo, gasta bromas a la gente y me esconde las cosas ¡Es tan insoportable!
Cuando mamá sale del baño coge su americana negra y su bolso y viene hacia nosotras.
Ahora mismo papa debería de estar en el coche impaciente por darle el ramo de flores que la habíamos comprado, todo estaba planeado, lo habíamos planeado entre los dos. No es que quiera que se valla-aun que la verdad la casa esta mas tranquila sin mama detrás nuestro diciendo que recojamos cosas que ya están recogidas-pero una escapada romántica-aunque sea de unas horitas-no les vendría nada mal.
-No volveremos muy tarde ¿vale?-dijo dándonos un beso y un abrazo-Cuida de tu hermana-me dijo a mi, y después miro a Claudia-Clau, cielo, no incendies la casa ni molestes a la abuela que te conozco.
Ella soltó una carcajada tímida y asintió, sabia que pondría la casa patas arriba, no la incendiaria pero si la revolvería.
-Os quiero chicas
-¡Yo también a ti!-exclamó Claudia al cerrarse la puerta
-Vale, ahora estamos solas, en quince minutos vendrá la abuela, por favor ¿podemos hacer algo normal que no haga que se rompa en dos la casa?
-Mmmm…¿Cómo ver una peli?
-Increíble, no sabia que pudieras pensar algo tan normal
-Si sigues siendo asi conmigo tu diario acabara en otro sitio…¿Cómo la casa de Alex Santamaria?
-Vale, vale
Odiaba que me amenazase con cosas y todo por que mi madre la encerró en mi cuarto castigada y me leyó el diario entero, ahora me amenaza con todo.
-¿Cuál vemos?-dijo ella cambiando de tema y andando hacia el salón
-¡Camp Rock!-exclamé yo sabiendo que odiaba mortalmente esa película, no entendía porque estaban haciendo algo normal y de repente se ponían a cantar y a pegar saltitos por ahí.
-¡No!¡Ni de coña pienso ver eso! Mejor vemos un capitulo de “The Walking Dead”
-Sabes que me da miedo y además mamá no nos deja verlo y menos de noche.
-Mamá no nos deja, mamá no nos deja…-dijo en tono burlón imitando mi voz que no se parecía nada en absoluto-¡Que mas da!-se tiró en el sofá y puso el canal donde lo hechaban.
Nos tumbamos en el sofá y nos tapamos con la manta, no me iba a quedar otra cosa que ver eso, quería ir a mi habitación, pero me daba miedo al ver a los zombis llegar a través del bosque para dar caza a los humanos vivos. Sabia que no iba a parecer un zombi en mitad del pasillo para comerme pero el miedo me frenaba las piernas. Me tapé la cara con la manta.
-¡Pero si no hay zombis!
-Me da igual
-Venga si no esta pasando nada
No sabia si creerla o no, un me la había colado muchas veces. Me decido a mirar, aparto la manta de mi cara y veo la cara de un zombi en primer plano, suelto un grito que se repite cuando algo salta en mi regazo. Celia no paraba de reírse, del grito que pegué asustó a Mr. Bigotes haciendo que se bajara con la misma rapidez con la que se había subido, mi abuela acababa de llegar.
-¡Pero que son esos gritos!-exclamó la abuela desde la puerta dejando su abrigo en el perchero y las bolsas sobre la mesa del comedor.
-Nada que Clau me la ha vuelto a gastar
-¡Que inocente eres!
-¿¡Qué es eso!?-dijo horrorizada mi abuela mirando como un zombi se comía a uno de los humanos.
- ¡¡The Walking Dead!!-exlamó Claudia
Me tape de nuevo con la manta y me acurruqué en el sofá dándole la espalda al televisor.
-Hay niña quita eso, pon una película normal
-¡Jó!-replicó ella cambiando de canal.
Noté como unas patitas empezaban a subir por mis piernas, cogí a Mr. Bigotes y lo enterré en las mantas conmigo. Emitió un gruñido, lo acaricié y acomode hasta que empezó a ronronear.
Claudia
El timbre de la puerta me despertó, nos habíamos quedado dormidas todas, Saray, en el sillón de al lado mio y la abuela en la butaca, estaba medio roncando ¿Qué hora seria?
Me quito la manta de encima y miro el reloj, era las dos y media, mamá y papá ya deberían haber llegado, mama dijo que no tardarían llegar. Igual eran ellos, seguramente papa no había cogido las llaves y a mama se le habían olvidado. Ando hasta el comedor, me arreglo un poco el pelo con las manos, miro el cenicero de las llaves, solo están las de la abuela y las de Saray. Abro extrañada la puerta, una mujer y un hombre vestidos de policía estaban frente a la puerta.
-Hola cielo ¿Esta tu canguro?-dijo la mujer con voy amable
Los dos policías tenían el rostro triste, esto no era bueno, no había hecho nada malo, solo había llenado los buzones del barrio de al lado con cucarachas, igual me habían pillado, seguro que alguna de las señoras cotillas del barrio estaba en la ventana y me pillo metiéndolas ¿pero porque venían tan tarde?
-Eh…esta mi abuela
-¿La puedes llamar?-pidió el hombre
Caminé hasta el salón y moví con el brazo el hombro de la abuela Teresa que emitió unos quejidos, sacudió la cabeza y se levanto alarmada.
-¿Qué pasa, que pasa?
-Hay dos policías en la puerta
-¿Qué has hecho mientras dormía?
-¡Nada!-dije yo levantando las manos
¿Por qué si venia un policía o alguna señora del barrio tenia que haber hecho algo? “¡Si soy las niña mas buena del mundo!” pensé irónicamente. Bueno igual tan buena no era, pero se lo debía a mi mejor amigo Juancar, el era quien me había sacado mi lado malo y me gustaba ser así, ser buena como Saray no molaba, era muy aburrido.
La abuela se fue a la entrada, Saray se levanto por el ruido dejando escapar a Mr. Bigotes, que salio corriendo hacia la cocina. Odiaba ese gato y el me odiaba ahí, nunca nos habíamos llevado bien, a alguien le tenia que caer mal ¿no?
-¿Qué pasa?-preguntó Sary
-Ni idea
Saray se acerco a la entrada y asomó la cabeza disimuladamente, la seguí e hice lo mismo que ella. Justo a tiempo como para oír al hombre decir:
-Lo siento mucho
Y después mi abuela se echó a llorar. Algo iba realmente mal y no se porque razón sabia que había pasado y creo que Sary también, porque se puso tensa y corrió hacia mi abuela.
Saray
El día que había esperado que no llegara nunca llegó, por desgracia. La noche en que mis padres se habían marchado a celebrar un feliz año mas en su matrimonio no había salido tan bien como esperábamos todo, ni de lejos pensábamos que un coche en dirección contraria se chocaría contra ellos cuando volvían de la cena ¿Cómo podía haber ocurrido eso?¿Quien era el imbécil que había hecho eso? Lo que estaba claro era que esto no se acabaría así, el hombre horrible que estaba en este momento en la camilla de un hospital con heridas leves no se iba a ir de rositas, iba a ver justicia, un juicio se iba a celebrar cuando el hombre saliese del hospital e iba a pagar por lo que le había hecho a mis padres ¿Por qué ellos y no el? ¿Por qué se habían llevado a mis padres y no a aquel hombre odioso que estaba cometiendo un delito en la carretera? Ni si quiera le había dicho a mi madre que la quería cuando se marcho.
Me sentía muy mal, destrozada, no paraba de llorar, me tiraba días enteros con Clau encerrada en mi cuarto con las persianas cerradas y ni si quiera pegábamos bocado a la cena que nos traía la abuela. Y lo peor de todo era que me sentía culpable, jodidamente culpable y siento mucho la expresión, como decía mi madre las niñas no deben de decir palabrotas, pero ahora mismo era lo que menos me importaba en el mundo, mis padres habían muerto por mi culpa, por haberles dicho que fueran a cenar a un restaurante, si se hubiesen quedado en casa nada de esto hubiese pasado y lo único que estaban en condiciones en el siniestro era el ramo de las doce rosas que había comprado con papa, desde ese día sabia que odiaría los ramos de rosas rojas, los restaurantes, los coches y a todo el mundo, menos a Clau que sentía lo mismo que yo, aunque no se sentía tan culpable como yo, ella me decía constantemente “no fue tu culpa, paso porque paso, ese hombre iba a toda prisa y en dirección contraria” Me daba igual, me daba igual todo, ahora mismo solo quería estar tirada en la cama en vez de estar en la iglesia, rodeada que familiares y gente que nunca había visto, delante de dos ataúdes, ahora cerrados. La gente desconocida derramaba lágrimas sobre pañuelos blancos, no entendía porque lloraba, ni si quiera sabia quien era, nunca les había visto, eran desconocidos para mi.
-Son unos amigos nuestros cielo, no os acordáis de ellas porque erais pequeñas cuando los visteis-dijo el abuelo Luis respondiendo a mi pregunta.
Después del funeral todos fuimos a mi casa y comimos sin ganas, la gente nos daba el pésame, nos daba abrados y besos y nos daba un plato de comida. Deje mi comida en el plato, le doy vueltas con el tenedor y lo aparto a un lado, así todo el lado. Después me levanto y subo las escaleras que llevan hacia la segunda planta.
-Saray-me llamo alguien por detrás, era Juancar, mi compañero de clase y el mejor amigo de Claudia.
-Ah, hola-dije yo
Mi relación con el era normal, hablábamos de vez en cuando pero poco mas, se llevaba mejor con Clau.
Baje las escaleras que había subido hasta llegar a su altura.
-Siento mucho lo de tus padres
-Si, yo también lo siento-dije dándome la vuelta
No tenia ganas de hablar con alguien y mucho menos que me dijera que lo sienten, eso no iba a arreglar las cosas en absoluto.
-Espera, quiero que sepas que mis padres y yo estamos para lo que sea, se que nuestra relación no a sido muy buena, pero si necesitas algo o Clau lo necesita…ya sabes que podéis venir
-Lo sé y gracias, pero lo único que queremos no esta-dije subiendo finalmente las escaleras.
Era verdad, mis padres no estaban, ya no podríamos celebrar juntos ningún cumpleaños, ya no podrán venir a mi graduación, ni acompañarme a la universidad, ni venir a mi boda, ni cuidar a mis nietos…Nada, ya no podían hacer nada, todo se había terminado.
sube el siguieeente :D
ResponderEliminarel viernes lo subiree :)
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